Reseña de Las huellas del Grand Olympique, de Santiago Hinostroza: cuentos entre el tiempo y la memoria

Reseña de Las huellas del Grand Olympique, de Santiago Hinostroza: cuentos entre el tiempo y la memoria

En Las huellas del Grand Olympique, Santiago Hinostroza propone una forma peculiar de contar historias que atraviesan un mismo sitio desde distintas épocas.
A través de 22 relatos, que pasan por lo fantástico, lo espiritual, lo simbólico y hasta el realismo mágico, conocemos las historias alrededor del hotel Grand Olympique, ubicado en la zona pampeana.

El Visitante

En “Visitante”, el segundo relato del libro, el protagonista llega a un hotel antiguo —el Grand Olympique— buscando descanso, pero lo que encuentra es otra cosa. Una habitación que cambia de forma, huéspedes que parecen salidos de otra época, un animal que lo observa como si supiera algo. La atmósfera es desconcertante, extraña y confusa. El narrador, con ciertos rasgos borgeanos, nos lleva por la travesía del Visitante.

La lógica interna del relato nunca se termina de revelar del todo. Hay desplazamientos en el tiempo, escenas que parecen pesadillas, presencias que aparecen y desaparecen. El lector se mueve junto al protagonista entre lo que parece ser un delirio, una memoria deformada o una experiencia sobrenatural.

Todo es ambiguo y, a esa ambigüedad, la acompañan símbolos: una cabra embalsamada, una mujer indígena que aparece de forma enigmática, cuadros que cambian. La presencia de lo ancestral, especialmente lo indígena, introduce una tensión que escapa al plano meramente fantástico y roza lo político, lo cultural y lo simbólico.

El cuento no da respuestas ni cierra con una moraleja, pero deja algo claro: el visitante no es alguien común. Acepta las historias que atraviesan el espacio y accede a mimetizarse con ellas. Cuerdo o no, se mezcla con la historia, dejándonos con una sola pregunta: ¿qué acaba de pasar?

Otros realtos

Al igual que en este cuento, el resto de los relatos ocurren dentro del Grand Olympique. “Carta 32”, por ejemplo, narra brevemente la estadía de una mujer que le escribe a su amado. “Ayuno”, compuesto solo por diálogos, nos presenta el misterio de un hombre —que no sabemos si es un fantasma o no— que lleva diez años ayunando. Así, poco a poco, las historias se conectan, y cuando no lo hacen directamente, comparten un punto en común: son parte del mismo espacio.

Aunque podría ubicarse dentro del realismo mágico por la forma en que lo sobrenatural convive con lo cotidiano, Las huellas del Grand Olympique también se mueve por otros registros. Hay relatos que se acercan más a lo fantástico clásico, al absurdo, incluso a lo filosófico. Lo mágico no siempre aparece como algo luminoso o revelador: a veces es solo una grieta, una distorsión, algo que incomoda o descoloca.

Hinostroza no fuerza los límites del género, simplemente los habita con naturalidad. Y en esa mezcla —entre tiempo, presencias difusas y símbolos que no cierran del todo— logra construir un universo propio, que permanece mucho después de terminar la lectura.

Para conseguir el libro, podés escribirle al autor por Instagram.



Haz tu comentario



¿Querés autopublicar y difundir tu libro?

¡Hacelo con nosotros!


Pedir presupuesto

¿Querés estar al tanto de nuestras novedades?

Lanzamientos, consejos, descuentos y noticias.

Enterate antes que nadie